5 consejos para preparar a los peques para una sesión familiar sin estrés

La clave está en disfrutar, no en que todo salga perfecto

Una sesión de fotos en familia es una oportunidad perfecta para vivir una experiencia divertida y capturar ese caos bonito que es la vida con niños. Pero como es lógico, a muchos papis les entran los nervios antes de realizarlas y surgen preocupaciones como: ¿y si no colaboran? ¿Y si no paran quietos? ¿Y si no quieren hacerse fotos?

Tranquis. La buena noticia es que no hace falta que todo salga perfecto para que las fotos lo sean, al final, los mejores resultados llegan cuando dejamos espacio para lo espontáneo y auténtico.

De todas formas hoy voy a compartir algunos consejos prácticos para preparar a tus peques y que viváis una sesión sin estrés y, sobre todo, divertida.

1. Cambiamos expectativas por conexión

Uno de los errores más comunes es esperar que todo fluya sin una sola rabieta, que los niños posen con una sonrisa perfecta y que obedezcan al primer “mira a la cámara”. Incluso pretendemos que mantengan la calma y la formalidad durante toda la sesión. Siento ser yo la que lo diga pero no son expectativas realistas.

La realidad es que los niños necesitan tiempo, juego y libertad.

Por eso, lo primero que os propongo es cambiar el enfoque de “vamos a hacer fotos bonitas” a “vamos a pasar un buen rato juntos y yo estaré ahí para capturarlo”.

Cuando los peques se sienten libres, acompañados y no presionados, su actitud cambia por completo. Además si lo convertimos en un juego, seguro que lo disfrutan de principio a fin.

2. Elegimos el mejor momento del día para ellos

Cada niño tiene su rutina, y conocerla es clave.

📌 Si tu peque suele estar más activo por la mañana, planificamos la sesión a esa hora.

📌 Si la siesta es sagrada, evitamos ese tramo para que no llegue cansado o irritable.

Siempre intento adaptarme al ritmo de la familia, y planificar bien el horario es una de las formas más efectivas de prevenir el malestar o las emociones desbordadas. Si por algún motivo no podemos adaptarnos a la rutina del peque, tendremos que pensar en soluciones o alternativas que nos ayuden a que igualmente la sesión resulte ser un éxito.

3. Venir con el estómago lleno (y algo de picoteo por si acaso)

Hambre y paciencia no suelen llevarse bien, a mí me pasa y eso que soy adulta.

Dales algo de comer antes de la sesión, y si es posible, traed algún snack o fruta que les guste.

También es importante que tengan acceso a agua en el momento que lo necesiten.

Eso sí: evitemos chuches que manchen o dejen residuos de colores, especialmente si ya están vestidos para la sesión.

4. Eligen (o ayudan a elegir) su ropa

Aunque tú quieras coordinar los looks familiares, deja que los peques tengan cierto poder de decisión.

📌 Puedes darles dos opciones ya seleccionadas por ti y dejar que elijan cuál prefieren.

Sentirse parte del proceso les hace estar más colaborativos y contentos durante la sesión.

Y no, no hace falta que vayan “perfectos”. Es más importante que estén cómodos, con ropa que no les pique o apriete.

5. Que piensen que vamos a jugar

Las sesiones familiares no son para estarse quietos mirando a cámara, o al menos mi visión no es esa.

Busco captar momentos reales, gestos auténticos, abrazos, cosquillas y miradas...

Por eso, muchas veces os propondré juegos, especialmente en sesiones realizadas en exteriores:

✔️ correr,

✔️ levantarles en brazos,

✔️ jugar al escondite,

✔️ cantar su canción favorita,

✔️ o simplemente dejarles explorar.

Eso les ayuda a conectar con el momento, olvidarse de que hay una cámara delante… Y ahí es donde ocurre la magia porque estaré esperando el momento perfecto.

Esta dinámica para las sesiones es lo que obliga a que se alarguen un poco más que cualquier otra sesión, especialmente las que hago con adultos.

¿Listos para vivir una experiencia bonita y auténtica en familia?

Si queréis una sesión donde los peques sean ellos mismos, donde os sintáis cuidados y donde todo esté pensado para que disfrutéis, escribidme y organizamos una sesión que os haga sonreír hoy y siempre.

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